miércoles, 4 de marzo de 2015

QUIJORNA y el bautismo vikingo

Dentro de las leyendas que persiguen a este grupo vikingo que suele frecuentar el centro de la península ibérica, hay una que habla de la incorporación de nuevos individuos al grupo de expedicionarios ciclistas. 

Los arcanos del pedal suelen contar que los vikingos solían aceptar en sus huestes a aguerridos ciclistas con múltiples batallas ganadas en territorios hostiles. Pero cuando no se podían demostrar méritos con sus máquinas rodadoras, empezaba la fase de inspección por parte de los vikingos presentes en la batalla del día. Si encontraban en el iniciado algo anormal o deforme que les hiciera pensar que no era digno de formar parte de los guerreros del pedal, le abandonaban a su suerte en medio del bosque.

Cuentan que en una fría pero soleada mañana se concentraron doce vikingos en la Plaza del Ayuntamiento de Quijorna. Dicen los viejos del lugar que siete pertenecían a la etnia vikinga de los ArganBoys: Rubén, Juan Carlos, Casillas, Julián, Héctor, Dani y Garrido. Además, cinco vikingos les acompañaban: Richi, Camuñas, Gerar, Paco y la Princesa vikinga Juani. Todos ellos esperaban la llegada del iniciado y futuro integrante de este colosal grupo guerrero. El vikingo nº 13: Kiko.

Con una buena porte ciclista: casco, guantes, gafas, una máquina rodadora impoluta y con una buena dosis de ilusión y ganas de pasarlo bien, deciden los vikingos darle el beneficio de la duda y le encomiendan a pasar una prueba para ser considerado un guerrero como parte integrante del grupo vikingo. Deberá mostrar su destreza y habilidad, enfrentándose a situaciones inesperadas.


Quijorna

La gesta de hoy será pasar victorioso por los siguientes pueblos del centro-oeste de la península ibérica: Villanueva de Perales, Villamanta, Navalcarnero y Brunete; finalizando la refriega en Quijorna. Le han preparado un recorrido rompepiernas, donde solamente los mejores consiguen finalizar victoriosos.

Salen de Quijorna por el Paseo de San Isidro y rápidamente comienzan a pedalear por caminos; las primeras cuestas y la entrada en un encinar les dirige al Arroyo de Palomero, encontrándolo seco para satisfacción del iniciado vikingo. En los primeros kilómetros ya tienen que reagruparse varias veces y deciden aminorar el ritmo. Pasan junto a un bunker de la Guerra Civil y cruzan la  M-501 por la glorieta inferior. Toman la M-524 y seguidamente una ancha pista les va a llevar al segundo arroyo: el Arroyo Serrano, también seco. Algunos vikingos empiezan a pensar si los dioses están protegiendo al iniciado.

Con la alternancia de bajadas y subidas y el paso por algunos encinares, vuelven a salir a la M-524 y bordean el primer pueblo: Villanueva de Perales. Vuelven a agruparse y, con un pedaleo más suave, entran en una vía pecuaria que les lleva hasta el segundo pueblo: Villamanta. Cruzan la travesía (M-507) y deciden hacer una parada para avituallarse y dar un respiro al fatigado Kiko.





Algunos de los veteranos vikingos de la etnia ArganBoys no quisieron enfriarse y continuaron ejercitándose mientras el iniciado aprendiz  era testigo del enorme derroche de energía que puede despreciar un vikingo. Las siguientes fotografías son muy elocuentes:


El insaciable Juan Carlos

Julián-Brutus y su incesante pedaleo

Después de una buena alimentación, el grupo vikingo pedalea relajadamente y agrupados junto al Arroyo Grande. El Guerrero nº 13: Kiko, va al límite. Su cuerpo empieza a traicionarle y los vikingos empiezan a pensar que la mejor opción es abandonarle a su suerte en tierra de lobos y alimañas. Pero gracias al gran corazón de la princesa vikinga, aceptan seguir arropándole y tras atravesar el M-507 comienzan la larga subida hasta Navalcarnero.

La larga pero asequible subida vuelve a hacer mella en el iniciado ciclista. Tiene que ser acompañado y alimentado para que su cuerpo reaccionase. La leyenda cuenta que a pesar de todas las calamidades, el extenuado Kiko, no se acobardó y quiso finalizar el reto. Pero también dicen que alguna que otra vez, echó el pie a tierra y descabalgó de su máquina rodadora. Quizás por su tesón y amor propio, los guerreros vikingos decidieron ayudarle y formar la piña que siempre les ha caracterizado.

Al coronar parte de la subida, una pastilla milagrosa y una acogedora funda para el sillín aportan al agonizante aprendiz algo de vitalidad para continuar. Una multitud de cabras al paso por una granja llegaron a girarse como atónitos espectadores ante el paso cansino de un obstinado biker.

Llegan por fin al siguiente pueblo: Navalcarnero. Pasan bajo la M-600 y se reagrupan. Aparece el futuro guerrero y las fuerzas ya no le sostienen, cae al suelo. Pero como un gran púgil, se levanta con orgullo e inicia de nuevo el pedaleo.




Los veteranos vikingos quieren llevarle al límite, no van a dejarle un ápice de fuerza en su cuerpo para que la rabia le rebose y mueva los pedales de su máquina rodadora. Para ello, se introducen por unas pequeñas rampas que acceden al puente sobre la M-600 y el grupo se disgrega y el iniciado pisa la tierra. A la princesa vikinga se le caen las lágrimas, pero esta vez no la dejan hablar. ¡Tiene que sufrir y hacerse un vikingo!.




Algunos guerreros deciden contemplar desde el puente la llegada de los rezagados. Otros, prefieren dar un rodeo para volver a la cola del grupo y unirse al iniciado.


Biker Camuñas


Biker Gerar

Todas las leyendas vikingas hablan sobre la solidaridad y el compañerismo de los guerreros en el clamor de la batalla. Hoy no iba a ser menos. Tras pasar el puente de la M-600, arropan al futuro guerrero nº 13 y le suben en volandas hasta una gasolinera para tomar una ancha pista que se encuentra en el margen contrario de la carretera.

A pesar de que el terreno no ofrece mucha resistencia, se van alternando para "empujar" al iniciado. Se aproximan a las inmediaciones de Sevilla la Nueva y ruedan dejando a su derecha los pinares del Parque Regional del Curso Medio del Río Guadarrama.


La princesa vikinga

El vikingo Casillas

Solidarios vikingos arropando al iniciado Kiko

Hay quien dice que al comprobar los vikingos el tesón y voluntad que puso en cada pedalada y en cada metro recorrido el voluntarioso Kiko, decidieron hacer piña y parar cuantas veces fuera necesario para conseguir que el agotado iniciado cumpliera su reto. Por eso, tras cruzar de nuevo la M-600, hicieron una pausa para esperarle y finalizar agrupados los últimos kilómetros.


Brunete y las cumbres de Guadarrama

El grupo ArganBoys

Cuarteto vikingo

Kiko y Gerar

Una larga bajada les acerca al próximo pueblo: Brunete. Pero las pequeñas rampas hacen que nuestro héroe del día descabalgue. Tras pasar bajo la M-501 entran en el pueblo y por asfalto de sus calles se dirigen al parque del cementerio. Ya queda muy poco para finalizar la gran batalla de hoy. 

Los guerreros vikingos creyeron vislumbrar una sonrisa picarona en los Dioses del Olimpo. El Dios Eólo decidió dar la puntilla al iniciado, y le "regaló" un muro en forma de un gran vendaval de cara durante la "supuesta" larga y rápida bajada hasta Quijorna

Los curtidos guerreros tenían que dar pedales para no quedarse parados en las largas bajadas. Aún así, decidieron no perder al voluntarioso Kiko y, ¡¡¡por fin!!! llegaron Quijorna. Como guerreros victoriosos pasan ante el Restaurante "El Águila" donde los Reyes de Quijorna (Goyo y señora) esperaban conocer la gesta del heroico Guerrero nº 13. Se dispusieron a celebrar el nacimiento de un futuro vikingo que en la batalla demostró el valor y la templanza necesaria para acometer todos los imprevistos que los desalmados guerreros le habían preparado.

Para finalizar la gran batalla del día, nada mejor que degustar las viandas de la zona. Hoy toca cocido. Las rubias las cambian por un frío tinto de verano y son acompañados en la degustación de los manjares por Paco, Bene, Goyo y su señora.







La leyenda de hoy nos habla de un final feliz y una prueba de iniciación superada por parte del maltrecho pero osado Kiko. Pero hay quienes cuentan que su alma sigue deambulando por encinares y arroyos al ser abandonado por los despiadados vikingos. Otros dicen haber visto olvidada por el mercado de segundamano una bicicleta que nadie quiere comprar por haber caído sobre ella el maleficio de los dioses .

Quizás, algún día alguien nos cuente que volvió a ver al Guerrero nº 13 pedalear junto a los temibles vikingos; que su máquina rodadora dejaba huella por los caminos llena de barro y polvo; y que, a pesar del gran desgaste de sus cubiertas, no había cuesta que se le resistiese.

>>>>>>>>(Ánimo Kiko, no dejes de pedalear)<<<<<<<<



EL CUADERNO DEL VIKINGO: 

Total kilómetros: 46,20 Km
Tiempo total invertido: 4h 06' 43''
Tiempo en movimiento: 3h 00' 02''
Tiempo detenido: 1h 06' 41''
Velocidad media en movimiento: 15,4 km/h
Velocidad media total: 11,2 km/h
Desnivel acumulado ascendiendo: 799 m.
Desnivel acumulado descendiendo: 637 m.
Altitud máxima: 677 m.
Altitud mínima: 416 m.



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by Gerar

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